Hombre de celuloide: En lo falso lo verdadero


Fernando Zamora
@fernandovzamora


Los coleccionistas son fetichistas y, por tanto, neuróticos. Están convencidos de que en los objetos reposa cierto espíritu, de modo que no puede ser igual una carta de Lillian Hellman que una de Lee Israel, por más que digan lo mismo y hayan sido escritas en la misma máquina de escribir. En ¿Podrás perdonarme?, Melissa McCarthy interpreta a Lee Israel, una escritora decadente que a las doce del día ya está borracha. Alguna vez escribió una novela que estuvo en la lista de las más vendidas del New York Times. La mujer se bebió las ganancias. La aventura de esta escritora en ¿Podrás perdonarme? consiste en encontrar su voz, eso que distingue a un escritor de otro. Porque al principio de la película, Israel ha perdido su voz literaria a causa de una crisis que incluye un gato enfermo cuyo tratamiento cuesta mucho dinero. Israel tiene que encontrar trabajo pero a su edad y con sus hábitos se le complica escribir para un periódico o una revista. Mejor falsificar cartas de escritores famosos. Y mejor si son alcohólicos. Es aquí donde entra la neurosis del coleccionista pues uno se entera de que hay gente que por tener en su poder la carta privada de un admirado autor puede pagar varios cientos de dólares.

En esta película, Melissa McCarthy trasciende sus límites y encuentra su lugar en el parnaso de las divas hollywoodenses. Antes de ¿Podrás perdonarme? había hecho comedias divertidas pero olvidables: Damas en guerra de 2011 era, tal vez, lo mejor. Comenzó a demostrar todo lo que podía como actriz cómica imitando al secretario de Prensa de Donald Trump Sean Spicer en el programa televisivo Saturday Night Live. Quien no la haya visto, búsquela en YouTube. Es un trabajo hilarante; una crítica feroz que, dirigida hacia alguien tan poderoso en su momento, adquiere esa profundidad que solo tienen las obras de arte. En ¿Podrás perdonarme? McCarthy trasciende incluso este personaje para dar voz a todos los escritores que alguna vez nos hemos pasmado frente a una hoja en blanco y hemos preferido largarnos a beber.

Ahora bien, si McCarthy es aquí la Don Quijote de los escritores fracasados, su Sancho Panza es un hombre gay igual de desastroso, igual de decadente e igual de adorable. Lo interpreta Richard E. Grant. Uno y otra se dedican a estafar coleccionistas haciéndoles creer que tienen un fetiche en sus manos. Algo escrito por un famoso autor. Gracias a un guion muy bien escrito, estos actores han conseguido hacer la mejor comedia en lo que va del año; una comedia que se burla de un mercado que confunde lo verdadero con lo falso. Porque si todos estos coleccionistas fuesen tan amantes de la literatura, encontrarían en lo falso de estas cartas lo verdadero de su creador. Esto parece sucederle a cierta muchacha que cuida una librería que ha heredado de su padre y que admira sinceramente a Lee Israel. Pero es incapaz de amar. No será hasta que resuelva el asunto con su gato y su voz que se abra a la posibilidad de ser amada.

Llena de giros hilarantes, de buenos remates, de gran comedia, ¿Podrás perdonarme? introduce al espectador en el mundo de las luchas del escritor contra el mundo editorial y contra la página en blanco, contra el alcohol y la inseguridad disfrazada de soberbia. Lo introduce en este mundo de coleccionistas incapaces de encontrar que una carta falsa puede ser tan fascinante como una carta verdadera porque de eso se trata justamente la ficción: de hacer brillar, en lo falso, lo verdadero.


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